Thursday, November 21, 2024
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Los anzuelos del poeta Sicilia

El poeta en silencio lanza anzuelos para que alguien quiera retomar la agenda de las miles de víctimas en México y la haga prioritaria para 2024.

By Oswald Alonso Navarro , in Investigaciones Sociedad , at 12 de noviembre de 2023 Etiquetas: , , , , , , , ,

Por Oswald Alonso

Cuernavaca, Morelos.- Circula en un auto compacto gris oscuro. Sus manos sobre el volante son rígidas. Pone mucha atención al siguiente semáforo que se encuentra en la esquina porque también hay un mitin político, seguramente de algún aspirante a un cargo de elección popular de los que ahora abundan. Mira de reojo, no identifica mucho, sigue de frente para pasar el semáforo en verde y se mete en el primer estacionamiento.

Javier Silicia, el poeta en silencio, por el asesinato de su hijo ocurrido en el 2011, vuelve a aparecer en el semáforo caminando -aunque en su vida de activista social en defensa de los familias con desaparecidos en México hace apariciones esporádicas- ahora sí observa con detalle el cierre parcial de la calle Ignacio Rayón, en el centro de Cuernavaca, por donde camina. Identifica que se trata de un maestro que junto a sus correligionarios del partido Morena hacen activismo anticipado, sigue caminando  con lentitud ya con una ligera inclinación del cuerpo.

Hemos acordado reunirnos en el Café Libros en la misma calle del mitin, para saber de él, pero resulta que ya no existe el negocio. Cerró desde hace muchos meses, según me ha dicho el guardia de seguridad privada,que ha sido muy amable. Lo esperé a la entrada del pasaje comercial desde donde pude observar su andar.

 Nos damos un abrazo a su llegada, de esos de 20 segundos, me sonríe con ternura cual cura Jesuita, benedictino, Franciscano o Agustinos. Nos vamos al extremo de la calle a otro café, pero antes pide tiempo  para sacar de la bolsa de su camisa azul una cajetilla roja de cigarros para antes de entrar embeberse un cigarrillo cual café, le acompaño para ir tibiando la entrevista.

-¿Qué eres ahora? Le pregunto de manera directa

-no sabría decirte, pero, sí, soy un deshabitado activo porque hagas lo que hagas no puedes hacer nada, no hay elementos para articular la noche vacía del espíritu, no hay manera de ser consolado. No ahora.

En marzo pasado Javier Sicilia cumplió 12 años de que decidió guardar silencio como poeta para convertirse en activista social. Lo hizo a menera de  protesta por el asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega, ocurrido en el año 2011 en el municipio de Temixco, Morelos. Desde entonces cree que no hay palabras ni poesía para describir su dolor. Ha optado por vivir en la soledad y ausencia de la palabra mientras existan asesinatos y desaparecidos en México. Que es algo que parece no parar.

En el gobierno del presidente derechista Felipe Calderón (Partido Acción Nacional) -periodo en el que ocurrió el múltiple homicidio que le arranco a su hijo-  el otrora poeta Sicilia se movilizó por todo el país para visibilizar la violencia y un número incuantificable de asesinatos y desaparecidos; en el periodo del presidente del hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto,  ocurrió algo similar, pero al llegar a la silla presidencial Andrés Manuel López Obrador, de izquierda, el activismo del poeta  callado tambien se silencio.

Sicilia tiene  67 años (1956) llega con  puntualidad de reloj suizo al encuentro. Usa tapabocas -quizá siente temor de ser infectado de Covid-19 o alguna otra enfermedad viral de esas que ahora abundan y que tienen con el Jesús en la boca a casi todo el mundo-. Nos sentamos en una mesa grande  para 10 comensales. Hay pocos, eso le gusta a Javier, pues le ayuda a que se desenvuelva con más confianza.  Pedimos café, él sugiere al mesero que sea fuerte, robusto, no el clásico americano acalcetinado que pedí acompañado de una concha de chocolate. El poeta quiere un brebaje cargado.

Desde hace  12 años Sicilia está en silencio, pero como ensayista, escritor  o periodista es un rabioso crítico de los gobiernos y los políticos  que han dejado de lado la agenda de las víctimas de este país que son miles en todas las regiones. Reconoce que Felipe Calderón y Enrique Peña, por lo menos  los escucharon  (a él y a su séquito, que impulsaban el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad)  y  cedieron para crear la ley de víctimas. Javier Sicilia no esconde su enojo cuando le planteo  su relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien dice que cuando estuvo en campaña se reunió con él para construir una agenda que atendiera el fenómeno criminal que vivía el país.

Recuerda la cena con Andrés Manuel López Obrador en su casa de la Ciudad de México, antes de la elección del 2018, en la que participó la ahora primera dama Beatriz Gutiérrez Múller  y el  hijo más pequeño del ahora mandatario.

 – Fue una cena rispida -recuerda Sicilia- porque (Andrés Manuel) quiere todo el monopolio de la verdad, de lo que pasaba en México. Nosotros recorrimos el país y pasamos a las orillas de las zonas más peligrosas escoltados por las autoridades federales.

-¿A ti quién te cuida?

-Ellos.

-¿Quién te cuida?

-Ellos, respondió Andrés, recuerda. Hizo pactos muy cabrones que le cuestan mucho al país. Cuando dice, ellos, me suena y tiene que ver con el crimen organizado y el ejército.

Toma un sorbo gordo de café y continúa:

-Prometió transitar por una justicia transicional que nunca respetó porque al llegar al poder se concentró en una Comisión de la Verdad  para y por  los estudiantes desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa, Guerrero,  y por la Guerra sucia, falta ver los crímenes y desapariciones forzadas, sino se avanza es porque el ejército no quiere, algún día saldrá a la luz.

Sicilia se suelta como vendaval: Andrés Manuel  “ganó,  nos volvimos a ver para pedirle que la comisión de la verdad se creara a nivel de estado porque el país estaba capturado, no daba para más. Con apoyo de gente experta acepta y ordena a Alejandro Encinas y a Olga Sánchez Cordero, trabajar en la agenda. Trajimos  a expertos internacionales de lugares    donde se aplicó la justicia transicional. Ya como presidente desconoció la agenda y el documento. En su discurso  sólo habló de Ayotzinapa, creó la ruptura, ya no había nada que hacer; después viene la masacre de los Lebarón, marchamos, llevamos otra vez los documentos que habíamos acordado con él y su equipo, y nos recibIó diciendo que es un show.  Olga Sánchez Cordero, me llama y me dice que el gobierno primero resolverá el caso Ayotzinapa, nuestra respuesta fue que no era por casos como se iba a resolver, se tenía que resolver el fenómeno de fondo, no fue posible, Andrés es vertical, no hubo posibilidad, hay una negativa.

 Así resume las razones que lo han orillado a guardarse y refugiarse. A callar mientras alguien en otro momento político y social, decide retomar la agenda de las familias con asesinados y desaparecidos.

 -¿Ahora que haces?

-Después ya no había nada que hacer, más que ganarse la vida dando cursos, escribir en Proceso, que ahora anda en crisis. Un poco retirado reflexionando, lanzando anzuelos para que alguien quiera retomar la agenda y la haga prioritaria. Escribo la segunda parte de El Deshabitado (2016), a bajo perfil porque las condiciones del país no permiten muchas cosas más cuando tengo 67 años.

 Añade: Sigo en silencio, son casi 13 años de no escribir poesía, de estar en las urnas del silencio. La palabra tiene un significado humano en donde no se puede manchar; en poesía no hay forma de romper el silencio, está a resguardo de la palabra, de su peso, de lo humano, para que no haya miedo ni caos. Escribir sería un acto de traición. Mi función ahora es estar jodiendo. Lo que espero es que si nos llaman vamos a explicar y exponer al país atemorizado, sin capacidad de entender por qué hemos sido atacados por la izquierda. Cualquier activismo va a ser desmantelado ahora con infundios, mejor hacemos activismo a bajo perfil, con artículos, conferencias, diálogos, exponiendo contenidos.

 Javier no abandona su sombrero estilo Indiana Jones, su barba de más de siete días, ni su chamarra. Hace calor por la mañana pero él trae un frío que le cala la vida, no lo oculta, cuando nos sumergimos a su fe y a su Dios, vuelve a tomar café cargado, mira con más atención y sin tanto apasionamiento.

  -¿Cómo vas con tu fe y aceptación a la ausencia de tu hijo?

-Lo que hago ahora es replantearme todo lo que sabía de Dios y escribiendo mi último libro la hendidura. Lo que hago es interpretar a dios, lo que  él hace y porqué lo hace. Mirar lo que sucede, toda la idea de Dios en una lógica de poder, estoy en la prueba máxima que es el haceamiento. Estoy en silencio con fe, tengo fe de que algo hay. Estoy vacío e impotente lleno de sufrimiento con fe oscura. Me siento solo en la desdicha que viene de la ausencia. Las víctimas siguen maltratadas, dice (Andrés Manuel López Obrador) que es show, el otro (Felipe Calderón) decía que eran víctimas colaterales. Por otro lado, no veo la presencia de Dios, estoy al fondo de la noche, en un lugar incómodo. Me siento muy solo, en un gran calabozo, sé que hay luz, me sostiene, pero no tengo evidencia. Es complicado.

-¿Qué eres ahora?

-No sabría decirte, pero, sí, soy un deshabitado activo porque hagas lo que hagas no puedes hacer nada. No hay elementos para articular la noche vacía del espíritu, no hay manera de ser consolado.

Javier Sicilia se acaba el café que estuvo bebiendo durante la charla. Toma aire y se levanta otra vez a fumar. Lo acompaño a la calle donde enciende el fuego del tabaco y lo extingue con inhalaciones certeras. Es el segundo que consume en nuestro encuentro. Regresamos a la mesa donde habíamos estado y lo noto  ya más repuesto. Con una sonrisa relajada me cuenta que está en proceso de construcción de una revista digital para seguir protegiendo la palabra, pero en este momento asegura que su función “es estar jodiendo”.

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